Es la frase más poderosa del libro titulado “Dare to Lead”, “Atrévete a Liderar” de Brené Brown. Con esta frase pone al ser humano como protagonista del liderazgo y me permite ver a la persona que se la juega a diario junto a otros colegas para alcanzar resultados. Y eso también implica tener coraje y ser vulnerable.
Brown con este libro desafía los convencionalismos del liderazgo tradicional y nos regala ideas frescas y transformadoras para aquellos dispuestos a asumir riesgos y liderar con valentía.
Una de las ideas centrales que propone, es la vulnerabilidad como fortaleza para los líderes. Brené considera que al ser auténticos y mostrarse vulnerables, los líderes pueden contribuir a relaciones mucho más sólidas, fomentar la confianza y promover una cultura de apertura y crecimiento.
La vulnerabilidad está redefiniendo el liderazgo. Y tiene sentido ya que vivimos en un mundo donde las máscaras del poder y el control, suelen marcar el tono en el entorno laboral. Brené, nos invita a desarmarnos, a abrirnos, a ser genuinos y reconocer tanto los miedos como las emociones reales frente al equipo.
Por ejemplo, pensemos en un gerente que está enfrentando una crisis en la empresa. Podría intentar proyectar una imagen de control total y evitar compartir información sobre la situación para no mostrar “debilidad”. Sin embargo, un líder valiente, como lo describe Brown, elige enfrentar la situación de manera diferente. Reúne a su equipo, explica lo que está pasando con sinceridad y reconoce que no tiene todas las respuestas, pero que cree en la capacidad del equipo a comprometerse y aportar ideas valiosas sin miedo al juicio.
La vulnerabilidad crea una conexión real, un puente que permite a los equipos ver la humanidad en sus líderes. Esto lleva a una cultura laboral donde las personas se sienten seguras para ser ellas mismas y aportar genuinamente. La próxima vez que enfrentes un momento de incertidumbre, prueba ser abierto y compartirlo con tu equipo. Les dará la oportunidad de apoyarse mutuamente y enfrentar juntos los desafíos. La vulnerabilidad, entonces, no es una debilidad que se deba evitar; es el cimiento de la fortaleza y la resiliencia que tanto se necesita en un entorno laboral en constante cambio.
Los líderes que se muestran vulnerables también fomentan una cultura de apertura donde se reconocen las dificultades y los logros por igual. No se trata sólo de compartir miedos, sino también de celebrar los éxitos y aprender de los fracasos sin ocultar el proceso. Esto crea una dinámica de equipo más auténtica y enriquecedora. Las emociones humanas, lejos de ser un obstáculo, se convierten en una herramienta poderosa para construir equipos resilientes y motivados. Cuando la vulnerabilidad se vive plenamente, el equipo se convierte en una red de apoyo donde todos se sienten parte esencial del proceso, sin importar la jerarquía.
Dare to Lead nos muestra que el liderazgo verdadero no se trata de tener todas las respuestas o de mostrar una fachada de perfección, sino de estar dispuestos a ser vulnerables, a conectarse de manera profunda con los demás y a liderar con integridad y coraje. El liderazgo valiente es un liderazgo humano, uno que reconoce que los errores y las incertidumbres son parte del proceso de crecer y mejorar.
Cada día presenta oportunidades para liderar con coraje. Ya sea tomando una decisión difícil, apoyando a un miembro del equipo en un momento de vulnerabilidad o enfrentando una conversación incómoda. Cada acto de valentía contribuye a crear una cultura donde la confianza y la conexión florece. Ser valiente no es sólo una elección que beneficia al líder, sino que transforma a todo el equipo.