Para evaluar mejor la relación entre la inteligencia emocional y el desempeño óptimo en una variedad amplia de puestos y profesiones, el Consorcio para la Investigación de la Inteligencia Emocional en las Organizaciones (Consortium for Research on Emotional Intelligence in Organizations, CREIO) dirigido por Daniel Goleman y Cary Cherniss, han recurrido al metaanálisis; una técnica que combina los resultados de muchos estudios individuales distintos. Cinco metaanálisis arrojaron resultados similares de manera consistente y la IE aparece como un indicador notable del desempeño de la gente en su trabajo. Incluso en empleos que exigían un nivel menor de automanejo emocional o habilidades sociales, una mayor inteligencia emocional propició un mejor desempeño.
Me tomo el trabajo de explicar al detalle de dónde salen estos datos porque la IE es una habilidad que se conoce desde mediados de la década de los noventa, es relativamente joven y al principio hubo mucho esceptisismo. Sin embargo, las contínuas investigaciones han demostrado el gran impacto que tienen las emociones en nuestra vida en general.
El desempeño óptimo implica mucho más que sólo hacer bien nuestro trabajo. Un experto describió el involucramiento en el trabajo como “un estado mental positivo y satisfactorio relacionado con el trabajo, al cual lo caracterizan el vigor, la dedicación y la absorción”.
El involucramiento no sólo contribuye a nuestra satisfacción en el trabajo, también mejora nuestro desempeño. De acuerdo con un metaanálisis, el involucramiento de los empleados tuvo un impacto en la satisfacción de los clientes, en su propia productividad e incluso en la rentabilidad de la empresa. También disminuyó la necesidad de reemplazar empleados y hubo menos accidentes.
Numerosos estudios han demostrado que los empleados con mayor inteligencia emocional se involucran más en sus labores. En el caso de los maestros, la inteligencia emocional resultó tener una relación directa con el involucramiento, lo cual, a su vez, condujo a un desempeño más elevado de sus alumnos. Entre los oficiales de policía, los que tenían mayor IE también estaban más comprometidos con su trabajo y mostraron menor propensión a renunciar.
Una de las razones por las que tal vez la IE propicia más involucramiento y una mayor satisfacción es porque nos ayuda a detectar las situaciones que son más adecuadas para nosotros. Las personas con mayor autoconciencia emocional son mejores para intuir si un posible empleo será satisfactorio y significativo y para encontrar maneras de lograr que su trabajo sea mucho más atractivo e interesante.
En un metaanálisis en el que se combinaron 120 estudios que incluyeron un total de 29,119 empleados se descubrió que había un vínculo importante entre la satisfacción en el empleo y la inteligencia emocional. Los empleados con menor inteligencia emocional resultaron más propensos a renunciar a su trabajo. La necesidad de reemplazar empleados puede tener un impacto muy negativo en el balance de una empresa.
De acuerdo con un informe de Gallup Workplace: “Reemplazar a los trabajdores que renuncian le cuesta a la empresa entre la mitad y el doble del salario anual del empleado. Y en el caso de un ejecutivo de alto nivel, ese costo puede multiplicarse”.
Luego viene la pérdida de productividad de los que se quedan, ya que la salida de un empleado les provoca ansiedad por saber lo que sucecderá con ellos y luego la intangible, pero invaluable pérdida del dominio o habilidad la cual deja huecos que implican costos a largo plazo.
Por si fuera poco, cuando una organización reemplaza con un nuevo empleado a alguien que se fue, el período de “gestión de incorporación” puede significar estrés para los colegas durante un lapso considerable.
En conclusión, no es sorprendente que una necesidad menor de reemplazar empleados tenga implicación directa en la obtención de mejores resultados de negocios, como los retornos sobre inversión, los retornos sobre activos y la rentabilidad. A medida que disminuye el compromiso de una persona con la organización, también decae su desempeño. Los empleados comprometidos tienen mejor desempeño y la inteligencia emocional estimula el compromiso.