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IA, poder concentrado y dilemas democráticos: la advertencia de Yuval Noah Harari

29/09/2025

Vivimos un momento de vértigo tecnológico. La Inteligencia Artificial (IA) ha dejado de ser ciencia ficción para colarse en casi todo: desde los algoritmos que deciden qué ves en redes sociales, hasta sistemas que predicen enfermedades, automatizan trabajos o seleccionan candidatos políticos. En medio de esta revolución —o de esta crisis para algunos—, el historiador y escritor Yuval Noah Harari ha alzado la voz con fuerza: si no se regula con justicia, la IA puede convertirse en un mecanismo de concentración de poder de dimensiones hasta ahora inéditas.

Este artículo analiza la posición de Harari: qué dice, por qué lo dice, qué ejemplos actuales muestran lo que teme, y cuáles podrían ser los caminos para evitar que ese poder quede en manos de pocos.

¿Quién es Harari y cuál es su preocupación central?

Yuval Noah Harari, autor de obras como SapiensHomo Deus y su más reciente Nexus: Una breve historia de las redes de información desde la Edad de Piedra hasta la IA, ha dedicado mucho de su reflexión al impacto social, político y ético de las tecnologías emergentes. Harari sostiene que la IA no es sólo la última herramienta poderosa que inventamos; es algo distinto, tiene la capacidad de actuar, decidir, evolucionar más allá de la simple instrucción humana. larazon.es+4infobae+4lavanguardia.com+4

Su preocupación central es que ese poder de la IA —el de generar narrativas, moldear opiniones, decidir en operaciones complejas— pueda quedar concentrado en unos pocos: gobiernos autoritarios, grandes empresas tecnológicas, países con ventaja en recursos digitales, centros neurálgicos de datos.

Citas clave de Harari que clarifican el riesgo

Algunas de las frases más reveladoras del autor dan una idea del tamaño del problema:

  • “Una bomba atómica no puede decidir dónde detonar. La IA, sí”. La Tercera
  • “Es la primera tecnología de la historia que puede tomar decisiones por sí misma. Puede tomar decisiones sobre ti y sobre mí”. porisrael.org+1
  • “Hay un potencial totalitario en la Inteligencia Artificial a diferencia de cualquier cosa que hayamos visto antes en la historia”. lavanguardia.com+2elextremosur.com+2
  • “La IA puede ser enormemente beneficiosa, pero si se descontrola puede plantear un peligro existencial. Para mí, IA no es inteligencia artificial, sino inteligencia alienígena”enpositivo.com+1
  • “Hemos inventado algo que nos quita poder. Y está sucediendo tan rápido que la mayoría de la gente ni siquiera entiende lo que está pasando”. porisrael.org

Estas citas muestran dos cosas: el alcance de lo que Harari imagina (no sólo riesgos técnicos, sino sociales, políticos, culturales), y la urgencia con la que cree que debemos reaccionar.

Ejemplos actuales que ilustran sus advertencias

Para no quedarnos en la teoría, veamos algunos ejemplos contemporáneos que muestran facetas distintas del riesgo de concentración de poder:

  1. Plataformas algorítmicas y las narrativas digitales
    Empresas como Meta (Facebook, Instagram), Google, TikTok, etc., controlan flujos enormes de información, deciden qué contenido mostrarle a millones, qué se vuelve viral, qué se oculta. Harari advierte que en muchas de estas plataformas “el editor ha sido sustituido por algoritmos”. lavanguardia.com
    Esto significa que no sólo el contenido es curado, sino que esas curaciones (qué leemos, qué vemos, qué escuchamos) moldean lo que pensamos, lo que creemos, lo que demandamos políticamente.
  2. Vigilancia masiva y reconocimiento facial
    Harari ha señalado ejemplos reales: en algunos países, cámaras con reconocimiento de voz y rostro están ya operando y tomando decisiones automáticas (por ejemplo, donde una mujer no lleva velo). larazon.es
    También menciona cómo la IA puede hacer vigilancia total sin necesidad de enormes cuerpos policiales: software capaz de monitorear comportamientos, patrones, interacciones. lavanguardia.com+2larazon.es+2
  3. Desigualdad entre países y entre ciudadanos
    Harari advierte que sólo muy pocos países están en la vanguardia de la IA (los que tienen acceso a grandes datasets, infraestructura, capacidad financiera, talento). Esto puede conducir a una nueva forma de “colonización digital”, donde los rezagados dependen de los pioneros. La Tercera+1
    Además, hay consecuencias laborales: personas cuyos trabajos se automatizan, quienes no tienen las habilidades para adaptarse pueden quedar marginados. LA NACION+1
  4. Poder judicial, militar y toma de decisiones críticas delegadas en máquinas
    Harari plantea escenarios de uso militar o jurídico donde la IA puede decidir qué edificio atacar o quién debe recibir un disparo. Aunque esos escenarios parezcan todavía lejos para algunos, ya se desarrollan sistemas de decisiones automatizadas en tribunales, seguros, riesgos crediticios, concesión de licencias, etc., en los cuales los sesgos, errores y falta de transparencia, pueden tener consecuencias graves. uypress.net+1

Lo que Harari propone / posibles vías para la regulación justa

Harari no se limita a alertar; también propone ideas para evitar que la IA se convierta en instrumento de opresión o desigualdad.

  • Regulación global, cooperativa y ética
    Harari insiste en que necesitamos reglas internacionales, similares a las que gobiernan la economía global, los tratados de armas, la salud pública, para asegurar que los beneficios de la IA no queden acaparados. La Tercera+2enpositivo.com+2
  • Transparencia y responsabilidad
    Instituciones que auditen a las plataformas tecnológicas, que midan su impacto social, que supervisen algoritmos de decisión automática. Harari señala que no basta con presionar a las empresas; los gobiernos y la sociedad civil deben tener capacidad real para vigilar. lavanguardia.com+1
  • Invertir en la verdad, en la educación y en mantener la conversación pública
    Si la democracia depende de la conversación pública, de la ciudadanía informada, Harari sugiere reforzar medios independientes, académicos críticos, educación tecnológica para todos. Que la población entienda lo que la IA puede hacer. lavanguardia.com+2UTPBA+2
  • Descentralizar el poder digital
    No permitir que sólo unas pocas corporaciones o estados dominen los datos, la infraestructura, los modelos de IA. Fomentar cooperativas de datos, regulaciones que limiten monopolios digitales, que aseguren que los datos sean propiedad o estén al servicio de las comunidades y los ciudadanos. Harari advierte que controlar datos es controlar poderlarazon.es+1

Harari no dice que la concentración de poder sea inevitable, pero sí que es una posibilidad real, y que estamos en ese camino si no actuamos. Algunas preguntas que surgen:

  • ¿Quiénes ya tienen poder digital? Grandes corporaciones tecnológicas, gobiernos con vigilancia avanzada, universidades con supercomputadoras e investigadores, países con acceso a internet robusto.
  • ¿Qué papel juegan los ciudadanos? Mucho menos del que muchos piensan. La velocidad de avance tecnológico supera la capacidad de muchas instituciones democráticas para regular, supervisar, debatir con calma.
  • ¿Qué sucede cuando se pierde la conversación pública? Cuando los algoritmos deciden qué ves, qué lees, qué crees; cuando las narrativas culturales, políticas o religiosas pueden ser generadas por IA de formas que ni siquiera comprendemos del todo; cuando los ciudadanos ya no tienen claridad sobre quién dice qué, quién controla qué — en ese espacio, la concentración de poder crece sin casi resistencia.

Harari ve la IA como una bifurcación: puede ser una herramienta de emancipación o convertirse en un nuevo instrumento de dominación. Mucho depende de las decisiones que tomemos ahora.

Conclusión

El mensaje de Yuval Noah Harari es firme: la Inteligencia Artificial ya no es un escenario remoto del futuro —es una realidad que está reconfigurando el poder, la política, la economía, la cultura. Si no hacemos caso a sus advertencias, si no regulamos con justicia, corremos el riesgo de que ese poder se concentre en manos de unos pocos, erosionando la democracia, la igualdad, la libertad.

Pero también hay espacio para la esperanza. Regular con transparencia, invertir en educación, fortalecer instituciones ciudadanas y académicas, asegurar que los datos y los algoritmos estén al servicio de todos, no de unos pocos, puede permitir que la IA se convierta en una palanca para reducir las desigualdades, mejorar la salud, expandir los conocimientos, en vez de encerrar a la mayoría en roles pasivos.

Al fin y al cabo —como Harari sugiere— el poder parece hoy encontrarse en quien controla las historias, los datos, las narrativas. Y nosotros, como sociedad, como individuos con conciencia, tenemos la responsabilidad de decidir si esas historias serán compartidas o monopolizadas.