Nick Mimken, era el propietario de una exitosa agencia de seguros, que experimentaba que algo le faltaba en su vida. Se unió a un club de lectura con la esperanza de que la estimulación intelectual le ayudase a recuperar algo de entusiasmo, pero no fue suficiente. La cuestión era que había perdido contacto con sus sueños y estaba realizando su trabajo sin experimentar ninguna verdadera satisfacción producida por el éxito de su negocio.
Las personas de éxito como Mimken pueden tener problemas para aceptar el hecho de que están aburridas porque a menudo los rasgos positivos de la ambición y la determinación por lograr el éxito, son los que ocultan la necesidad de divertirse. Incluso, algunas personas llegan a sentirse culpables por no estar satisfechas cuando parece que lo tienen todo. Otros admiten que no están divirtiéndose, pero piensan que ese es el precio del éxito.
Algunas personas se adaptan de forma gradual a las decepciones, las frustraciones e incluso al aburrimiento de su trabajo hasta que se rinden a una rutina que es incompatible con quienes son y qué quieren de verdad.
Igual le ocurrió a John Lauer, un inspirador lider que pasó a ser Presidente de BFGoodrich y logró con rapidez el apoyo de los altos ejecutivos, gracias a su percepción de los desafíos y oportunidades que se le presentaban a la empresa y a su contagiosa pasión por el negocio.
Seis años después mientras Lauer daba una conferencia ante una clase de ejecutivos estudiantes de máster, las personas se dieron cuenta que había perdido su chispa. Con el tiempo, Lauer había asimilado la cultura empresarial enfocada al valor de las acciones, de un modo que era contradictorio con aquello que realmente le importaba. Seis meses más tarde dejó la empresa, se desligó de la vida laboral y se unió a su esposa en su labor con organizaciones humanitarias en Hungría.
Tiempo después admitió que durante su última etapa en BFGoodrich se dio cuenta que ya no era el mismo, pero no entendía la razón. Cómo se apartó Lauer de su objetivo principal?
Esos cambios son tan graduales que no percibes que estás siendo absorbido por una cultura en la que no encajas. Luego terminas haciendo lo que crees que debías hacer, adaptándote a la burocracia y realizando una pequeña concesión tras otra, en lugar de guiarte por tu corazón. Finalmente, presentó un rasgo que es una marca distintiva de los líderes efectivos: la capacidad de adaptarse. En un primer momento, adaptarse a la cultura de la empresa probablemente hizo que Lauer se sintiera más cómodo. Pero sin un fuerte conocimiento de uno mismo, la gente corre el riesgo de adaptarse hasta tal punto que ya no se reconocen ni a sí mismo.
La señal para hacer inventario puede llegar como una forma de poner en duda lo que creemos que es correcto. Este fue el caso de Niall FitzGerald, en ese momento Presidente de Unilever, cuando se le pidió que asumiera un puesto de liderazgo en Sudáfrica, que en ese momento todavía se encontraba bajo el régimen del apartheid.
Hasta ese momento FitzGerald había aceptado prácticamente todas las tareas que se le habían asignado, pero se plantó ante la oferta de ir a Sudáfrica, pues suponía contradecir sus principios. ¿Cómo podía, a conciencia, aceptar un trabajo en un país cuyo sistema político y situación social le resultaban censurables?
Pongamos otro ejemplo; Rod, un directivo que después de trabajar para varios jefes honestos que le habían apoyado, se encontró con un ejecutivo cuyo estilo estaba en conflicto directo con sus valores. El trato abusivo con el que el jefe se dirigía a sus subordinados había hecho descarrilar un buen número de carreras prometedoras; pero, sin embargo, seguía siendo una especie de leyenda en la empresa. Para colmo el equipo directivo admiraba el rendimiento de “ese ejecutivo” y creían que a los jefes de equipo más nuevos les venía bien un período bajo su liderazgo de estilo militar.
Cuando reconoces que una experiencia está en conflicto con tus valores, como hicieron FitzGerald y Rod, al menos puedes hacer una elección consciente de cómo responder. El punto es que a menudo la gente pasa por alto esa señal en particular porque pierde de vista sus verdaderos valores. A veces separan su trabajo de su vida personal hasta tal punto que no llevan sus valores a la oficina. Como resultado de ello, pueden aceptar o incluso poner en marcha comportamientos que considerarían inaceptables en su casa. Otras personas descubren que su trabajo se ha convertido en su vida y los objetivos laborales adquieren prioridad sobre todo lo demás.
Muchos ejecutivos que valoran la familia por encima de todo acaban trabajando doce horas al día y se pierden más y más cenas familiares mientras buscan el éxito en su carrera laboral. En estos casos, la gente puede no llegar a oír la llamada de alarma que habría de hacerla reaccionar. E incluso si la oye, no son capaces de identificarlo o de hacer algo para cambiarlo.
No existe una única solución válida para restaurar un objetivo claro y una pasión en tu vida. Sin embargo, aquí te ofrezco algunas estrategias que puedes evaluar y realizar correcciones si has perdido el rumbo.
Solicita un tiempo muerto: Para algunas personas, tomarse un tiempo de descanso es la mejor manera de averiguar lo que realmente quieren hacer y poder reconectar con sus sueños. Dedica un tiempo a hacer un inventario de tu vida. Medita sobre tus éxitos y fracasos, y revisa los sacrificios que realizaste al dedicarte con tanta intensidad a un trabajo que, después de todo, no te satisfacía en absoluto.
Otra opción es coger tiempo libre para conseguir objetivos mucho menos ambiciosos, simplemente para dejar de pensar una temporada en el trabajo y concentrarse en su vida personal. Después de un tiempo, pueden regresar cargados de felicidad al mismo trabajo que han realizado durante años, impacientes para hacer frente a los mismos desafíos, pero con la pasión renovada.
Otros prefieren cambiar de dirección y darle un descanso a su mente haciendo algo diferente.
Encuentra un Plan: Un tiempo de descanso puede ser tan sólo un poco más que una pausa para refrescarse, un plan de desarrollo ejecutivo o de liderazgo es una estrategia más estructurada que sirve para guiar a la gente a la hora de explorar sus sueños y abrir nuevas puertas.
Reflexiona sobre el Pasado: Realiza periódicamente un examen de la realidad, tanto solo, como con amigos y consejeros de confianza. Dedícale una hora o dos y traza tu línea vital, empezando por la infancia hasta este momento de tu vida y pregúntate: ¿Qué ha cambiado o no ha cambiado en mi trabajo o en mi vida? ¿Estoy viviendo de acuerdo a mis valores? ¿Me estoy divirtiendo? ¿Cómo me siento? ¿Cómo me veo a mí mismo estos días? ¿Siguen encajando mis valores en lo que necesito hacer en mi trabajo y con lo que mi empresa está haciendo? ¿Han cambiado mis sueños? ¿Sigo creyendo en mi visión de futuro? Luego finaliza esta frase: “En mi vida yo……y ahora …..”
Define tus principios vitales: aplícalos a todas las áreas de tu vida. Enumera cinco o seis principios que guían tu vida y piensa si en efecto vives de acuerdo a esos principios o sólo hablas de ellos.
Amplía el Horizonte: Intenta escribir una o dos páginas explicando qué te gustaría hacer con el resto de tu vida. O quizás haz una amplia lista de todo lo que quieres hacer o experimentar antes de morir. Sólo limítate a escribir todo lo que se te ocurra. El resto después se va priorizando.
Imagina el Futuro: Piensa a dónde estarás sentado leyendo este mismo artículo dentro de quince años y si estuvieras viviendo tu vida ideal.
Crea una Estructura de Reflexión: Tiempo y espacio para la autoevaluación, ya fuera unas pocas horas a la semana, un día o dos al mes, o un período mayor de tiempo cada año.
Para mucha gente, la práctica religiosa proporciona una vía de salida para la reflexión. Algunas personas hacen un hueco al día o a la semana para la oración o la meditación. Pero la reflexión no tiene por qué implicar a la religión. El ejercicio físico es un desahogo para mucha gente y algunos ejecutivos reservan tiempo en sus agendas para sesiones de entrenamiento regulares. Reflexiona en solitario. Sal a dar un paseo, trabaja en el taller de tu casa, ve a dar una vuelta con tu moto o en bicicleta, la idea es que te alejes de las exigencias del trabajo y te quedes sólo con tus propios pensamientos. Y por último, aunque pueden haber más opciones, como terapias;
Trabaja con un entrenador: La ayuda puede ser informal y llegar de la familia, los amigos o los colegas de trabajo, o puede ser profesional y llegar de un entrenador capacitado para ayudar a la gente a ver sus puntos fuertes e identificar nuevas formas de usarlo. Al trabajar con un entrenador ejecutivo serás capaz de identificar lo que para ti es importante en la vida y traspasarlo a lo que consideras esencial en tu trabajo. De esa manera podrás marcar líneas claras sobre los aspectos de tu vida personal que no pondrías en riesgo, incluyendo la salud, el ejercicio, el tiempo con tu familia, los pasatiempos personales y otros intereses.
Resumiendo: Atender a tus propias señales puede ser desafiante, pero mantener viva tu propia pasión dándote la oportunidad de hacerle caso a la llamada, lo más probable es que acabarás sintiéndote más fuerte, más sabio y más decidido que nunca, a trabajar por lo que a ti te hace sentir que estás viviendo una vida con propósito.