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¿Cómo Logro “estar en La Zona”?

02/10/2024

El enfoque, es decir, prestar atención al lugar y el momento que deseamos, tiene una cantidad infinita de usos. La concentración deliberada en lo que sea que nos importe en cierto momento, nos permite desempeñarnos de la mejor manera, en tanto que la distracción arruina nuestros esfuerzos.

“Estar en la zona” como le llaman los atletas. Es el momento donde no hay conciencia de uno mismo, donde la concentración es relajada y sentimos que no es necesario esforzarnos. En ese estado mental en el que se aplican de la mejor manera, en que no se pueden equivocar y en el que, sin importar lo que suceda, siempre estarán un paso adelante.  La habilidad para sintonizarnos por completo con lo que está sucediendo es más bien una puerta hacia el estado óptimo. La concentración exige que mantengamos al margen nuestras distracciones, entre más concentrados estemos, menos pensamientos y sentimientos distractores tendremos, y en los momentos en que nos esforcemos, seremos virtualmente incapaces de distraernos.

A este estado cerebral en el que estamos en nuestra mejor forma, la neurociencia le llama “armonía neuronal”. Los circuitos neuronales que exige la tarea en cuestión se activan de una manera más completa, mientras que los que son irrelevantes permanecen en una quietud relativa. Esto nos permite concentrarnos por completo en lo que estamos haciendo.

La habilidad fundamental de la inteligencia emocional es la conciencia de nuestras propias emociones y la manera en que moldean nuestro pensamiento, percepciones, recuerdos e impulsos para actuar.  Esta conciencia de nosotros mismos nos exige sintonizarnos con nuestra experiencia interior.

Hay una definición básica de la conciencia de uno mismo que nos dice: “Tú sabes lo que estás sintiendo y por qué, también sabes si te ayuda o te obstaculiza lo que estás tratando de hacer. También puedes hacer coincidir la imagen que tienes de ti mismo con la manera en que otros te ven; tienes una noción precisa de tus límites y fortalezas y, por tanto, una autoconfianza más realista. Tienes claridad respecto a tu noción de propósito y tus valores, lo cual te ayuda a tomar mejores decisiones.

El control deliberado de nuestra atención es una “habilidad mental”. Imagina que nuestro cerebro es una especie de gimnasio, un lugar en el que podemos practicar de tal manera que aumentaremos y fortaleceremos nuestras habilidades mentales como si fueran músculos.

Para nuestra mente, controlar la atención es el equivalente a realizar ejercicios cardiovasculares para el cuerpo; de la misma forma en que un corazón sano mejora cualquier tarea física, el enfoque total mejora todo lo que hacemos.

Algunos ejercicios sencillos que podemos comenzar a practicar son: aprender a ser consciente.  Existe un ejercicio sencillo de “mindfulness para fortalecer el enfoque. Muchas personas ya lo ponen en práctica, en especial en el lugar de trabajo, e incluso los niños en la escuela. Se trata de lo siguiente: lleva tu atención a tu respiración y cobra conciencia de toda la inhalación, de la pausa entre las respiraciones y de toda la exhalación. Mantente enfocado en la respiración todo el tiempo que te sea posible, pero sé consciente: cuando tu mente comience a divagar y notes que se ha ido por allí, porque va a ocurrir, vuelve a llevar el enfoque a la respiración y préstale toda tu atención a la siguiente inhalación o exhalación. Contínua practicando esta técnica cada vez que puedas.

Haz una verificación interna. Los momentos rutinarios, como cuando nos lavamos los dientes o esperamos que la computadora trabaje a mayor velocidad, podemos usarlos como un recordatorio de que debemos evaluar nuestro estado interior. Esta verificación interna puede consistir en nombrar la emoción predominante que estamos experimentando o en escanear todas las sensaciones de nuestro cuerpo para encontrar los lugares que necesitan más atención y quizás relajarlos.

Verifica tu discurso interior. Fíjate cómo te hablas. Las cosas que piensas y te dices a ti misma. No eres perfecta, nadie es perfecto, sólo Dios. Así que ten expectativas realistas de ti. Las distracciones más fuertes vienen de las emociones que nos molestan e inquietan. Desafiar a los pensamientos que nutren ese estado de ánimo nos ayuda a ser más compasivos con nosotros mismos, sin dejar de fijarnos objetivos ambiciosos, creyendo que el éxito es posible, pero estando también preparados para el fracaso.

 

Mantente enfocado. Lo opuesto al enfoque absoluto es, una mente que divaga. Durante el día la mente divaga casi la mitad del tiempo y se produce usualmente cuando vas o vienes del trabajo, mientras estás mirando el monitor y en el trabajo. Recuerda que si te ocurre mientras estás trabajando tu desempeño se verá afectado. Entrenar nuestra atención para notar el instante en que la mente comienza a divagar nos permite mantenernos enfocados en lo que estamos haciendo, lidiar mejor con la distración y lograr un mejor desempeño.

Aprender a mantenerte enfocado, con el tiempo lograrás convertirnos en personas mucho más tranquilas, concentrarnos más, aprender mejor, pensar mejor y podemos pasar con mayor facilidad de una tarea a otra.

En conclusión, cuando nuestro enfoque es sólido y firme, nos volvemos inmunes a las distracciones, cualidad muy valiosa en una época en que hay un desbordamiento de información y seducción digital. Aprender a concentrarnos también nos ayuda a permanecer enfocados en nuestros objetivos y en lo que es importante y a esquivar la enormidad de desviaciones de la atención que se nos presentan.

Fuente: Optimal de Daniel Goleman y Cary Cherniss