Es parte fundamental de nuestro día a día el tener que dar comentarios sobre diferentes situaciones con el personal. Lo importante es que logres una respuesta reflexiva al “feedback” duro y demostrar el resultado productivo del “feedback” honesto. Puede iniciar la sesión preguntando a su equipo cómo puede dirigirlos mejor. Es probable que la respuesta predeterminada sea “amable y educada”, así que prepárate para sugerir áreas de mejora y preguntar sobre sus experiencias trabajando contigo. Pida información concreta y siga insistiendo hasta recibir una respuesta sincera.
Una vez que recibas los comentarios, la sesión debe constar de cuatro partes.
- Ser curioso
- Dar un paso atrás
- Cuestionar tus motivos, y
- Compartir tus ideas
Ser curioso: Es usual ponerse a la defensiva y retractarse o cerrarse en banda cuando te hablan de tus problemas. Procura enfocarte en una actitud mucho más positiva pidiendo que te aclaren mejor sus comentarios.
Dar un paso atrás: Pide tiempo para reflexionar sobre lo que se ha dicho, piensa en cómo te ha hecho sentir y averigua cuál puede ser la raíz del problema. Ten cuidado con la forma en que presentas tu necesidad de espacio. Muchas personas se apresuran ante la incomodidad de un comentario negativo y terminan la conversación con un vago y despectivo “claro, lo pensaré”. Con esto en mente, puedes evitar enviar un mensaje despectivo aclarando que quieres tiempo para pensar en el problema, de modo que puedas volver y continuar la conversación con tus conclusiones.
Cuestiona tus motivos: Pregúntate qué podría estar motivando tu comportamiento. Cuál es el verdadero problema; y
Comparte tu opinión: Vuelve al equipo y comparte tus ideas. Este es un paso especialmente vulnerable -es difícil exponer los problemas emocionales que causan tu comportamiento. Sería mucho más fácil y cómodo echarle la culpa a otro, pero tu valiente papel de líder consiste en ser lo más sincero posible. Exponer la raíz del problema le permite a tu equipo ayudarte a pensar en soluciones prouctivas. Tu papel de líder consiste en ser lo más sincero posible. Exponer la raíz del problema, permite a tu equipo ayudarte a pensar en soluciones productivas.
Hablar de sentimientos difíciles
Más allá de las conversaciones sinceras en torno a la retroalimentación, los líderes valientes deben entablar conversaciones sinceras en torno a las emociones difíciles o incómodas. Estas conversaciones requieren la vulnerabilidad de utilizar el lenguaje adecuado. En el lugar de trabajo, el lenguaje suele estar desinfectado y desconectado de las emociones reales que experimentan los miembros del equipo y que deben superar.
Un liderazgo valiente no permite que los miembros del equipo recurran a describir emociones “fáciles” para evitar sus verdaderas emociones difíciles. El liderazgo valiente utiliza el lenguaje correcto para expresar los sentimientos y deja espacio para el debate. Es mucho más fácil decirlo que hacerlo -utilizar el lenguaje adecuado puede hacer que la gente se sienta emocionalmente expuesta, lo que resulta incómodo para ambas partes.
Una vez que se abracen estas conversaciones sinceras en torno a las emociones, hay que tener el valor suficiente para permanecer en la incomodidad que conllevan. La mejor manera de hacerlo es simplemente escuchando, resistiendo la tentación de disipar la incomodidad o dar respuestas. Al dejar espacio y silencio en la conversación, permites que las personas descubran por sí mismas el verdadero núcleo de sus emociones y comportamientos.
En conclusión, las conversaciones sinceras son difíciles, pero cruciales para servir a los miembros de su equipo y adelantarse a las emociones que a menudo se manifiestan en comportamientos defensivos que son tóxicos para las culturas innovadoras.